domingo, 10 de julio de 2011

Espantapájaros

Fuimos pájaros en otra vida y un monstruo con camisa de cuadros y peto vaquero nos tenía acojonados. Volábamos bajo pero siempre lejos de aquel extraño ser de paja que nunca se movía.
Hubo días duros en los que mis amigos y yo apostábamos cuánto tardaría en marcharse a su casa aquel bicho. Lloviendo, granizando o con la nieve por la rodilla nunca se fue. Tal vez no tuviera donde ir o dinero para tomarse un café.
El día que prendieron fuego a su prado para acabar con una plaga de topillos, tampoco se movió. Se quemó como un roedor más. Siempre nos quedó la duda de por qué lo había hecho. Es cierto que nos pareció algo idiota seguir allí plantado pasara lo que pasara, pero he de reconocer que su fidelidad fue admirable.